Cuando una persona acusa de sus problemas a lo que le rodea, su jefe, los compañeros, la falta de medios, la situación de la empresa o incluso de la economía nacional, decimos que está adoptando un papel de víctima. Cuando alguien se coloca en posición de víctima, se sitúa en un lugar desde el cuál no es responsable de lo que le ocurre, porque la culpa está en algún lugar ajeno a él.

Esto, probablemente, le permite justificarse y mantenerse tranquilo, aun aceptando una situación no deseada: “Las cosas no son como yo querría que fueran, pero tampoco puedo hacer nada para cambiarlas”. Sin embargo, y aun aceptando el hecho de que esta posición tiene la ventaja de rebajar bastante los niveles de ansiedad, pensamos que puede ser una postura muy ineficaz desde otro punto de vista.

Veámoslo de esta otra manera: Si no hay nada que yo pueda hacer sobre esta situación, no tengo ningún poder ni capacidad para resolverla. No puedo emprender ninguna acción o intentar influir de determinada manera, para que las cosas cambien.

Evidentemente, aceptamos el hecho de que, en ocasiones, nos enfrentamos a situaciones que escapan totalmente a nuestro control y sobre las que no podemos intervenir, pero son muchas más las situaciones en las que creemos que no hay nada que podamos hacer, cuando en realidad existen opciones que no estamos sabiendo ver.

Si me posiciono en situación de víctima, no tengo control sobre mi vida. Hablando metafóricamente, es como si soltara las riendas de mi vida y las dejara en manos ajenas. Como si le entregara a los demás la capacidad de decidir sobre mi vida, al mismo tiempo que me la niego a mí misma.

Esta manera de percibir la realidad nos quita poder porque disminuye y limita nuestra capacidad de acción. Cuando nos encontramos anclados en el victimismo ante una determinada situación:

  • Nuestras conversaciones se llenan de explicaciones, se orientan al pasado, se vuelven reiterativas y circulares, formando bucles sin fin (lo que pasó y lo que podía haber pasado, lo que me hicieron, lo que dije y lo que no dije, etc.).
  • Nos sentimos resentidos, no podemos perdonar ni olvidar, nos quedamos enganchados en aquello que nos ocurrió, aquello que nos dijeron, aquello que no fue y podía haber sido.
  • Tenemos más dificultad para visualizar el futuro, generar acciones nuevas y asumir la responsabilidad de llevarlas a cabo.

Por el contrario, cuando somos capaces de encontrar soluciones a nuestros problemas, es porque, de alguna manera, nos hacemos responsables de los mismos, asumiendo que existen aspectos en los que podemos influir o acciones que pueden tomarse para intentar resolverlos. Desde esta posición es mucho más probable que surjan ideas para solucionar los problemas y decisiones de actuar en otra dirección. No es que estas ideas y decisiones vayan a solucionar todos los problemas de forma automática, pero es innegable que existen más posibilidades de que lo logremos.

Locación Interna

Esta tendencia en la forma de actuar recibe en psicología el nombre de Locación Interna. Las personas de fuerte locación interna tienen más facilidad para encontrar los aspectos de la realidad que tienen que ver con ellos mismos, y suelen ver mejor de qué manera pueden influir o actuar para modificar dicha realidad. Estas personas tienen mayor capacidad de acción porque tienen la percepción de que hay algo que ellos pueden hacer y que la resolución de los problemas está a su alcance.

Esta manera de percibir la realidad nos da poder porque incrementa nuestra capacidad de acción. Si nos hacemos responsables de lo que nos ocurre, utilizaremos de forma predominante conversaciones orientadas al futuro, tendremos más facilidad para visualizarlo y, en consecuencia, para generar acciones nuevas.

Lenguaje Víctima, Lenguaje Responsable

El lenguaje no es inocente, tiene la capacidad de generar realidades. A través del lenguaje podemos crear o destruir posibilidades. Cuando nos comunicamos con otros o con nosotros mismos, a través del lenguaje podemos estar dándonos o quitándonos fuerza.

Cuando buscamos agentes externos responsables o culpables de lo que nos ocurre, nos estamos quitando poder porque anulamos cualquier posibilidad de solución. Solo haciéndonos responsables de nuestros actos, podemos encontrar alternativas y generar las condiciones adecuadas para generar una nueva realidad

LENGUAJE DE VÍCTIMA  

LENGUAJE RESPONSABLE

 

El otro, la situación, tiene la capacidad de generar en mí una emoción que yo no puedo controlar: Yo soy responsable de cómo me siento y la única persona con capacidad de generar otra respuesta emocional:
• Me haces sentir mal / bien

• Me sacas de quicio cuando tú…

• Me siento mal / bien

• Me enfado cuando tú…

El otro, las circunstancias, etc., me están impidiendo lograr mis objetivos: Soy yo el que no estoy logrando mis objetivos:
• Mi jefe me bloquea cualquier posibilidad de desarrollo.

• No hay otra alternativa

• Las circunstancias me impiden solucionar este problema

• Si no fuera por (x), habría logrado (y)

• No estoy logrando que mi jefe facilite mi desarrollo.

• No veo otra alternativa

• No estoy sabiendo solucionar este problema

• No estoy siendo capaz de lograr (y)

La falta de tiempo es la causa de mis problemas actuales No estoy sabiendo gestionar mi tiempo de forma adecuada
• No tuve tiempo para abordar este problema

• Mi agenda me ha impedido atender este asunto

• Me doy cuenta de que esto es importante, pero no hay quién se ponga con ello.

• No he priorizado suficientemente este asunto

• No le he dedicado suficiente atención a este tema

• Digo que esto es importante, pero en la práctica no le doy importancia.