Las Toxinas en la comunicación o Los 4 jinetes del Apocalipsis, es un concepto que ha sido desarrollado por el profesor de Psicología de la Universidad de Washington, John Gottman. Son los 4 comportamientos negativos más comunes en equipos y relaciones, con un alto impacto sobre las relaciones entre personas.

La buena noticia es que existen antídotos que nos ayudan, por un lado, a desvelar los verdaderos motivos de dichos comportamientos y, una vez tomada conciencia de los mismos, a facilitar la resolución de conflictos personales y profesionales, mejorando el trabajo en equipo y nuestras relaciones de manera sostenible.

Toxina: Criticar/Culpabilizar:

Atacar a la otra persona no a su comportamiento, la crítica puede ser un juicio al otro, una queja se dirige a una acción fallida.

Solemos usar adverbios de tiempo absolutos: «¿por qué siempre/nunca…?» Hay un gran componente de culpa, de desprecio al otro.

Antídoto:

Como Receptor: Podemos convertir la crítica en una petición o preguntar: «¿Qué necesitas»?

Como Emisores: En el caso de querer criticar, parar el pronto, escuchar, reconducir el tono. Explicarnos, buscar otro momento. Detrás de una crítica siempre hay una necesidad o petición mal expresada, y conviene que cambiemos el foco desde el problema hacia la persona.

Toxina: Estar a la defensiva

Nos defendemos con frases como «Y tú más…», es otra forma de echar la culpa a la otra persona y aumentar el conflicto.

Antídoto:

En lugar de ponerse a la defensiva podemos preguntar «¿qué has querido decir? ¿A qué te refieres?» O bien, «¿qué has entendido»? Quizá lo que nos están diciendo es bueno, lo malo es la envoltura del mensaje.

Si te sientes a la defensiva: Repite lo que has oído y pide que lo clarifiquen.

Si la otra persona está a la defensiva, pregúntale que ha entendido de lo que has dicho. Demuestra a la otra persona que la respetas y confías en ella, esto bajara sus defensas y podréis mantener una conversación más fluida. En este caso práctica la escucha activa.

Toxina: Desdén

(incluye el sarcasmo, la humillación, el cinismo, la ironía, el insulto y el humor hostil). Cuando nos divierte lanzar frases mordientes. Degrada al que lo usa.

El desdén aparece tras unos pensamientos cocidos a fuego lento sobre la otra persona.

Es más probable que aparezca cuando no se resuelven de forma regular las diferencias existentes en la relación.

Antídoto:

Como Emisor: Si nos sale un arranque sarcástico o irónico -que también es una manera de escondernos-, frenemos, no entremos en la guerra: pensemos antes, respiremos hondo y apliquemos empatía.

Date cuenta que el respeto se da, no se gana. Si no respetas a alguien, tómalo como tu inhabilidad de ver lo positivo en esa persona, no sobre lo poco que vale como ser humano.

Tus acciones serán mucho más efectivas desde el respeto que desde el menosprecio.

Práctica el sentido del humor de forma interesante y crea una cultura de aprecio y admiración en tus relaciones.

Como Receptor: Cuando somos nosotros el objeto del sarcasmo podemos preguntar «¿para qué lo haces?», y no entrar en el juego.

Toxina: El amurallamiento/blindaje

(incluye el corte de comunicación, el trato silencioso, el rechazo al compromiso, el retraimiento, no decir lo que estás pensando).

Cuando el conflicto nos bloquea incluso emocionalmente y nos escondemos. También se entiende como una falta de compromiso (no es aplazar, sino huir).

Este tipo de comportamiento alimenta el desdén en la otra persona.

Antídoto:

Si hay amurallamiento, es que hay miedo. Si es el caso, podemos preguntarnos «¿de qué tengo miedo?, ¿cuál es el riesgo?» Además, podemos estimular la curiosidad (para hacernos salir de nuestra muralla) preguntándonos «¿qué pasa?»Si la otra persona se está amurallando contra ti, observa que estás haciendo para que no se sienta seguro de poder expresarse: ¿Sientes desdén?, ¿No has valorado sus ideas en el pasado?, ¿Le has estado juzgando?

Estos comportamientos comunicativos tienen consecuencias para nosotros:

  • La crítica me “beneficia” cuando desestabilizo al otro y me hace sentir mejor, pero conlleva un coste: dejamos al otro herido.
  • Si nos ponemos a la defensiva, ganamos una careta y podemos, incluso, divertirnos, pero rompe la confianza entre las partes.
  • El Desdén me ofrece autoprotección, elementos de defensa de mí mismo, pero corta la comunicación.
  • Por último, si nos amurallamos, logramos una aparente protección, el coste es que alimentará el desdén de la otra persona.

Si alargas esta situación, se puede llegar a romper la relación, ya que podría producirse una desconexión o una distancia insalvable.

Como herramienta, existe una frase que podemos utilizar según nuestra situación y necesidad:

  • Cuando tú: ____________ (Dato objetivo, ej.: gritas, descalificas, etc.)
  • Yo siento: __________________ (Emoción, ej.: tristeza, frustración),
  • Porque tengo la necesidad de: _____________ (: respeto, orden).
  • ¿Qué tal si: _______________?

Recomendaciones:

  • Céntrate en cómo quieres ser tú, independientemente del comportamiento de la otra persona.
  • Ensaya los antídotos que quieras utilizar, para que cuando lo necesites puedas llevarlo a la práctica. Al mismo tiempo, internaliza que estas técnicas solo son válidas cuando se practican desde la autenticidad.

Es posible que, si has cultivado una actitud abierta, honesta y sincera en tus interrelaciones y comunicaciones puede que no necesites utilizarlo.

  • Nombra los jinetes cuando los sientas presentes (pero no de forma crítica), y ten curiosidad por saber más sobre ellos. Ejemplo: “Nos estamos poniendo a la defensiva”, “Estamos menospreciándonos”, ¿Que nos está pasando?, ¿Qué nos ayudará a superarlo?
  • Encuentra formas de aumentar la positividad en tu relación. Una “reserva” de positividad y/o curiosidad te ayudaran a tratar los jinetes cuando surjan. Mantener conversaciones de apreciación sobre las cosas que funcionan bien en tu equipo o tu relación, son una forma potente de crear positividad y alejarse de los comportamientos tóxicos de los jinetes. Crear positividad y articular lo que se aprecia de los demás puede de hecho ser el antídoto más potente que exista contra los jinetes.

Los comportamientos tóxicos encuentran sus raíces en la falta de poder. Aunque resulte paradójico, cuando alguien utiliza las toxinas, necesitas empoderarle más en vez de hacerle sentir que han perdido más poder todavía.